miércoles, 1 de mayo de 2013

La Risa, revista de humor. Capítulo IV.

Reanudamos hace poco la acividad de la bitácora, y como bien reza en nuestra cabecera, el presente blog está dedicado al Guerrero del Antifaz y al tebeo clásico español, por lo que estudios como el que nos remite nuestro amigo Manuel López siempre son bienvenidos. Dada su evidente calidad, su publicación supone un motivo de alegría para todos los aficionados.


El humor grafico tiene muchas vertientes. El humor es de muy difícil manejo y no siempre se tiene el privilegio de salirse victorioso. Emilio Boix es uno de esos autores que no ha necesitado recurrir a la mala leche en sus historietas para hacernos reír.


Las historietas de Nicomedes Camueso esta formadas por historias autoconclusivas de una página, con entramado argumental sencillo pero dotadas de cierta coherencia ambiental.

Todas las historietas giran alrededor del personaje principal; de sus argucias para no trabajar, aparentar lo que no se es, ni hace, delante de su novia o de sacarle dinero a su tía. Por tanto no son unas historias con grandes personajes, ni que detrás de sus hechos o pensamientos se escondan grandes ideales ni intereses sino las miserias de un personaje, con unos diálogos y situaciones, sobre todo situaciones, hilarantes



El personaje pasaría a Martínez Osete, que no se queda atrás, ni mucho menos a pesar de lo cuantioso de su producción. El dibujante está en plena forma creativa y así lo demuestran todas las planchas, donde el humor está presente a través del grafismo y no del guión. Es mucho más gracioso lo que nos cuenta sinó como nos lo cuenta.
LA HISTORIETA Y EL HUMOR NO SE RINDEN

En los caracteres del gag, influye decisivamente la personalidad del personaje, siendo como es la expresión de sus relaciones con el mundo que le rodea. Dicho en otras palabras, antes de hacernos reír, el persona je nos propone un universo, del cual nace su comicidad específica.

Todos los gags, por otra parte, tienen la virtud de ser plenamente representativos del personaje que los interpreta. Esto explica, además, el hecho de que podamos recordar gags de Bob-Ayna, Nicrostato Mochales o Nicomedes de Boix, otro tanto sucede cuando los personajes son tomados por Bech/Martínez o Martínez en solitario; y ello por la sencilla razón de que en sus historietas aparecen unos personajes dotados, aunque elemental, de cierta psicología

En cualquier caso, el gag historietistico es un acto de imaginación tan estricto como pueda serlo una imagen poética, y por reunir la doble condición de arte y técnica ha llegado a desarrollar unas leyes bastante complejas.

Sus características se pueden ordenar, clasificar y etiquetar, a la manera en que -si se nos permite la imagen- al degustar un buen vino o un guiso bien condimentado cabe determinar y valorar la calidad, el sabor y el aroma.

Puede ser que, según algunos pensadores, a finales del Siglo XX haya llegado también «el fin de la historia».

Pero no el fin de la historieta. Y mucho menos el fin del humor.

Para demostrar que todavía, escribimos, soñamos, nos reímos y queremos que nuestros lectores se rían, seguimos nuestro recorrido por el semanaria La Risa, donde dos los autores más significativos de nuestra posguerra nos conducen por el mundo onírico de Nicomedes Camueso encerrado en los cuadritos de tinta y papel.

Mucho se ha hablado de las distintas publicaciones de humor posbélicas, pero poco de La Risa y aún menos a su favor. Nadie ignora que el circuito productor-artículo- consumidor genera penosas injusticias.

Esta manipulación del mercado no la sufre sólo la historieta: el cine, la literatura, la música, la plástica y el teatro no logran soslayar estos mecanismos comerciales.

Y por ello quiero reivindicar esta publicación que entre sus páginas más valiosas, merecen destacarse las realizadas por Emilio Boix y Juan Martínez Osete.

SUEÑOS DE HISTORIETA.

Si como se ha señalado por parte de diversos estudiosos de la historieta, es en el contexto frenético de cambios de los años 30 es donde debemos situar la cúspide de la evolución del tebeo, en los que las revistas La Risa Infantil y Rin-Tin-Tin al organizar la renovación total de las historietas de aventuras, despertaron a la competencia con la actualización del grafismo, la invención de un nuevo lenguaje expresivo de las historietas, el total predominio de las mismas y la potenciación de las aventuras gracias a los guiones de Canellas Casals.

Los años 40/60 fueron testigos del esfuerzo de diversos creadores por sacar adelante la expresión de este arte tan devaluado conocido como historieta. Jóvenes y veteranos se fusionaron rescatando la tradición que otrora (anteguerra) tuvo el país en este campo, para un mercado naciente que la consumió en cadena, expandiéndose muy rápidamente a través de las principales ciudades del país.

Sin embargo, no todas fueron rosas. En la mayoría de los casos fue una experiencia llena de obstáculos. Por solo citar algunos, podríamos referirnos a la falta de compensación económica, limitados medios técnicos, y, quizás el más duro de sortear, la mirada inquisidora de la censura del franquismo, cuyo régimen, dictatorial, controló totalmente la libertad creadora

A pesar de todo, la historieta supo reponerse y hacerse el hueco divulgativo que le corresponde con nuevos modelos, contenidos y recursos estilísticos que se plasmaran en la historieta o el tebeo de la posguerra. Un tebeo donde la diversidad de los temas conforman un universo creativo que hará las delicias de los niños y de los no tan niños. Publicaciones como TBO, Pulgarcito y La Risa recobran vida y cuentan sus historias. Éramos niños y teníamos el alma llena de aventuras y de sueños de historieta.

Lo cierto es que la historieta contribuyó, como educadora informal, a desarrollar la imaginación y a proporcionar placeres estéticos que no cesaron de perfeccionarse. Sin caer en la vulgaridad, consiguió distraernos y expansionarnos. Un algo superficial, fácil, alegre y chistoso.

En aquellos años, en los quioscos veías muchas colecciones de tebeos: El Guerrero del Antifaz, El Capitán Marvel, El Capitán Coraje, Pulgarcito, La Risa, Nicolás, y un larguísimo etcétera. Ahora pasas por los quioscos y sólo ves "las capitanas Obregón, Rociíto y demás ralea de famosillas y famosillos de turno".

El tebeo era un medio privilegiado porque, de paso, nos acercó a la lectura, nos familiariza con los libros, con el papel, con la imagen. El lenguaje de la historieta sirve para aprender a encontrar semejanzas y diferencias entre esos lenguajes.

Hace ya varias décadas que como aficionados a la historieta, vivimos de nostalgias y devaneos. Las gloriosas épocas de las que alguna vez fueron llamadas escuelas de la historieta (la magnífica valenciana, la Bruguera, la Madrileña), pasaron ya. Hasta la historieta norteamericana, tan imitada por unos y criticada por otros, ha dejado de ser lo que era.

De estos años han quedado excelentes logros en el campo de la historieta humorística. Sus historietas, de corta extensión, una página o menos, excepcionalmente dos páginas, son un reflejo de la época, están llenas de elementos cotidianos, como medios de transporte o formas de vivir, cuyo reflejo histórico ha quedado para las generaciones posteriores como rica fuente de estudio. Si en ocasiones sus temáticas no dejaban de ser sencillas anécdotas de ambiente cotidiano, los dibujos alcanzarían un estilismo y gracia peculiares.

Cuantas sonrisas les debe nuestra infancia a esas publicaciones infantiles: TBO, Pulgarcito, Jaimito, Pumby, Nicolás, La Risa Infantil y tantas otras…….. ¡Gracias, Gracias a todas! y en especial a La Risa que es la que hemos querido traer a estas páginas.

Manuel López

Para acceder a los capítulos anteriores de este estudio, haced clic en los enlaces indicados:

La Risa capítulo I         La Risa capítulo II                La Risa capítulo III


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